LUIS LÓPEZ CARMONA | OTRO MUCHACHO LUIS
Cada 7 de diciembre, Colombia se sumerge en una noche llena de luz, esperanza y tradición para celebrar la noche de velitas. Esta festividad marca el inicio oficial de la temporada navideña en el país y se convierte en la primera gran reunión familiar de diciembre; lo que nació como una celebración católica, se transformó en una fecha especial en la que se festeja y se comparte con familiares, amigos y conocidos mientras se encienden velas y se adornan los andenes y las calles con faroles. Un día especial de unión que alumbra la noche del 7 y la madrugada del 8 de diciembre.
Origen
El Día de Velitas tiene sus antecedentes en la celebración católica de la Inmaculada Concepción de María. En 1854, el arzobispo de Bogotá, Monseñor Antonio María Claret, propuso encender velas en honor a la Virgen, como símbolo de fe y protección. Desde entonces, esta práctica se popularizó en todo el territorio y se convirtió en una de las expresiones culturales más arraigadas del país, fusionando elementos religiosos con la calidez del espíritu comunitario.
Con el paso del tiempo, la celebración trascendió lo religioso: actualmente muchas personas -creyentes o no-, la viven como evento socio cultural, un ritual de deseos para el año que comienza, de unión, memoria, agradecimiento, entre otros.
Preámbulo
El Día de las Velitas hace parte del alma y de la identidad de los colombianos. La música navideña -en todos los géneros- suena desde la mañana, y en algunas casas y cuadras, es el despertador para muchos. El ambiente tiene un olor particular a comida, donde sobresale el de la natilla y los buñuelos, el manjar que no puede faltar el 7 de diciembre para endulzar los hogares colombianos.
El ambiente festivo se siente por donde se pasa. Nadie procura molestar o dañarle el día al amigo o vecino.
Los vendedores de velas y faroles se preparan para hacer su agosto. Muchos ofrecen loas de colores en paquetes de 10 y de 20 unidades; otros tienen velas blancas, y algunos llevan paquetes con velas contramarcadas con nombres, palabras y frases. Este día se consiguen velas para todos los gustos.
Al finalizar la tarde muchos aceleran sus pasos, agilizan sus encuentros y compras con un mismo objetivo: llegar a casa y alistar las velas y los faroles. El fin de atardecer es el preámbulo para compartir una noche anhelada en donde se enciende la llama de la esperanza, la fe y la protección; donde se le entrega al fuego con devoción por los nuevos comienzos, cumplimientos de deseos y metas.
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Unión
Los faroles hacen parte fundamental de esta tradición colombiana en navidad, pues aparte de convertirse en objeto de decoración y adorno para la noche, se volvieron un elemento de expresión para representar un mensaje o rendir homenaje a diferentes figuras y elementos.
La música navideña -en todos los géneros- suena desde la mañana, y en algunas casas y cuadras, es el despertador para muchos».
La elaboración es un llamado a la unión y camaradería entre vecinos, quienes se reúnen para diseñar y elaborar los faroles que adornarán sus calles. La temática se define con antelación para que el 7 y 8 de diciembre la cuadra luzca los faroles con la misma temática, figuras y tamaño.
Y es que en todo el país se desarrollan concursos organizados por empresas privadas o entidades públicas que incentivan a realizar faroles especiales y llamativos, donde se pueden inscribir cuadras o barrios para que la decoración y el ambiente navideño sea el protagonista en la noche de velitas. Los jurados se encargan de recorres las calles para calificar y posteriormente anunciar a los ganadores que se llevarán el premio que amenizará las fiestas del 24 o 31 de diciembre.
La noche de velitas para los colombianos es un acto de identidad y esperanza. En cada rincón del país, desde las ciudades grandes hasta los pueblos más pequeños y en las zonas rurales, las velas y faroles iluminan más que las calles, sino también los corazones de quienes creen en el poder de la luz para vencer las sombras.
Por es común ver el esfuerzo y la unión para esta fecha, la amabilidad y el respeto aflora entre las velas, los faroles y las llamas; la noche de velitas es una reunión que une a familia y vecinos, donde se comparten platos de comida, postres y conversaciones amenas mientras se extingue el fuego a medida que la música empieza a prender el ánimo.
Tradición
Desde las 7:00 de la noche se empiezan a encender las velas que alumbran casas, avenidas, parques, plazas, mostrando que lo que arde en cada llama es algo compartido: el deseo de que la luz venza la oscuridad.
Encender una vela el 7 y 8 de diciembre es un ritual tan introspectivo como grupal. Es un momento para agradecer, donde se envían oraciones y buenos deseos de bienestar, salud y prosperidad para los seres amados y allegados. Las calles se convierten en escenarios de alegría desbordada, de comprensión y de solidaridad, donde un trago para brindar, o una porción de natilla con buñuelo se ofrece con amor y no se le niega a nadie.
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Cada vela representa algo o a alguien, simboliza la unión a pesar de la distancia, es el tener presente a quienes están lejos o es el recuerdo de quienes ya no están. Es un día tan feliz como nostálgico, donde la nostalgia y la alegría le dan vida a ese fuego que mantiene encendido por horas.
a noche de velitas para los colombianos es un acto de identidad y esperanza. En cada rincón del país, desde las ciudades grandes hasta los pueblos más pequeños y en las zonas rurales, las velas y faroles iluminan más que las calles, sino también los corazones de quienes creen en el poder de la luz para vencer las sombras.
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Una fiesta que se fortalece
Con el pasar de los años, el día de las velitas se ha arraigado tanto a las tradiciones y la cultura, que en muchos municipios se convirtió en una fiesta emblemática para disfrutar en familia, incluso en muchas partes se realizan festivales que cada vez atraen más turistas nacionales y extranjeros.
Por ejemplo, en Salamina (Caldas), se desarrolla la Noche del Fuego; en Quimbaya (Quindío), está el Festival de Velas y Faroles; en Villa de Leyva (Boyacá), el Festival de Luces, entre muchos otros que se llevan a cabo durante el 7 y el 8 de diciembre en diferentes municipios de Colombia.
Así hay poblaciones que llenan sus calles de visitantes que llegan a apreciar los faroles, encender velas velas y disfrutar show fuegos artificiales y presentaciones musicales en las plazas.
En las últimas décadas, el turismo ha venido en aumento por el reconocimiento internacional que ha tenido la noche de velitas en el país, y es que así se conmemore la Inmaculada Concepción de la Virgen, en Colombia estos días adquirieron un significado diferente. Este día ya empieza a ser reconocido como un patrimonio del país y una tradición que los colombianos siguen con orgullo en donde quiera que enciendan una vela.

